lunes, 8 de marzo de 2010

Día Internacional de la Mujer: Poemas de Salomé Ureña, Hilde Domin, Martha Rivera, Carmen Sánchez, Blanca Valera y Claribel Díaz

Salomé Ureña

Ruinas

Memorias venerandas de otros días,
soberbios monumentos,
del pasado esplendor reliquias frías,
donde el arte vertió sus fantasías,
donde el alma expresó sus pensamientos.

Al veros ¡ay! con rapidez que pasma
por la angustiada mente
que sueña con la gloria y se entusiasma
la bella historia de otra edad luciente.

¡Oh Quisqueya! Las ciencias agrupadas
te alzaron en sus hombros
del mundo a las atónitas miradas;
y hoy nos cuenta tus glorias olvidadas
la brisa que solloza en tus escombros.

Ayer, cuando las artes florecientes
su imperio aquí fijaron
y creaciones tuviste eminentes,
fuiste pasmo y asombro de las gentes,
y la Atenas moderna te llamaron.

Águila audaz que rápida tendiste
tus alas al vacío
y por sobre las nubes te meciste:
¿por qué te miro desolada y triste?
¿dó está de tu grandeza el poderío?

Vinieron años de amarguras tantas,
de tanta servidumbre;
que hoy esa historia al recordar te espantas,
porque inerme, de un dueño ante las plantas,
humillada te vio la muchedumbre.

Y las artes entonces, inactivas,
murieron en tu suelo,
se abatieron tus cúpulas altivas,
y las ciencias tendieron, fugitivas,
a otras regiones, con dolor, su vuelo.

¡Oh mi Antilla infeliz que el alma adora!
Doquiera que la vista
ávida gira en tu entusiasmo ahora,
una ruina denuncia acusadora
las muertas glorias de tu genio artista.

¡Patria desventurada! ¿Qué anatema
cayó sobre tu frente?
Levanta ya de tu indolencia extrema:
la hora sonó de redención suprema
y ¡ay, si desmayas en la lid presente!

Pero vano temor: ya decidida
hacia el futuro avanzas;
ya del sueño despiertas a la vista,
y a la gloria te vas engrandecida
en alas de risueñas esperanzas.

Lucha, insiste, tus títulos reclama:
que el fuego de tu zona
preste a tu genio su potente llama,
y entre el aplauso que te dé la fama
vuelve a ceñirte la triunfal corona.

Que mientras sueño para ti una palma,
y al porvenir caminas,
no más se oprimirá de angustia el alma
cuando contemple en la callada calma
la majestad solemne de tus ruinas.



Hilde Domin

CARRERA MACABRA

Tú hablabas de quemar los barcos
-los míos ya eran ceniza-,
tú soñabas en levar anclas
-yo ya estaba en alta mar-,
de patria en la Nueva Tierra
yo ya estaba enterrada
en la tierra desconocida,
y un árbol con un nombre extraño,
un árbol como todos los árboles,
creció de mí
como de todos los muertos,
en cualquier parte.


Me levanté y regresé a casa, a la palabra

No te acostumbres
no debes acostumbrarte,
una rosa es una rosa
pero un hogar
no es un hogar.

Prefiero un cuchillo a una palabra.
Un cuchillo puede estar romo.
Un cuchillo no acierta muchas veces
                                   con el corazón.
La palabra, sí.


 
 
Martha Rivera

Mujer #2

para Sandy

Todos los hombres que he amado están aquí.
Todos me hacen doler las piernas
y desnudar la ternura de vez en cuando.
Todos contemplan la logicidad de mi caos,
desenredan los internodios de mis cabellos
y cabalgan
todas las veces del amor tantas
cual son.
A todos amo con mi virginidad eterna.
A todos celo con mi pecho blando y sediento.
Todos golpean en mis encierros
con sus cuchillos y sus miserias
todas las veces del mar tantas
cual son.
Todos están aquí, amontonados sobre ti,
multiplicando tu aliento,
humedeciendo tu sexo,
sobre ti, que ahora descansas
sobre la muerta
que ahora soy yo.


Llueve

¿Qué hacer ahora,
si yo pensaba que el verso de nuevo
de nuevo
se convertiría en espada?
¿Cómo encontrar la palabra?
¿En qué ojos oscuras se vuela?
Es tarde ya,
llueve,
...y yo aún no he comprendido.


De carne y hueso

carne
(vivir el poema es transitarlo)
hueso
Yo estaba sentada una mañana sobre la
hierba de mi pubertad cuando descubrí
un sol oscuro que me mojaba las piernas
y comprendí el paso de una paloma salada
que agitaba sus alas sobre el tiempo
verde de los deseos nocturnos
pobladas de
Si hacen un trecho largo las palabras
y las conviertes en algo
de carne y hueso
medios gritos geométricos y espectáculos
de luces difamadas y entonces te apareciste
en el medio de mis oraciones y las
barquillas de fresas que nunca llegaron
a derretirse realmente y eras un reflujo
de algo muy lejano que desabotonaría mis tardes
agitando los brazos,
destapando los labios
y que al fin ha descubierto de acentos
bien colocadas mis mejores sonrisas y
mis aperturas de muslos muchos años después
anunciando que la hora llega
sin puntos
ni apartes.

 
 
 
Carmen Sánchez

MI CAJA DE CORALES

Guardo en mi caja de corales más preciados
impaciencias e ilusiones,
un cabás que huele a nuevo,
chapuzones en el mar y aquel caldero amarillo con dibujos,
el rubor con tu mirada,
el camino descalzo en mis pies
y el primer suspiro que robaste aquella noche…




Blanca Valera

A lo mejor eres tú mismo el tren que pita y se mete bajo...

A lo mejor eres tú mismo el tren que pita y se mete bajo
tierra rumbo al infierno o la estrella de chatarra que te
lleva frente a otro muro lleno de espejos y de gestos,
endiablados gestos sin dueño y tú tras ellos, solo, feliz
propietario de una boca escarlata que muge.
Pega el oído a la tierra que insiste en levantarse y respirar.
Acaríciala como si fuera carne, piel humana capaz de
conmoverte, capaz de rechazarte.
Acepta la espera que no siempre hay lugar en el caos.
Acepta la puerta cerrada, el muro cada vez más alto, el
saltito, la imagen que te saca la lengua.
No te trepes sobre los hombros de los fantasmas que es
ridículo caerse de trasero with music in your soul.


A media voz

la lentitud es belleza
copio estas líneas ajenas
respiro
acepto la luz
bajo el aire ralo de noviembre
bajo la hierba
sin color
bajo el cielo cascado
y gris
acepto el duelo y la fiesta
no he llegado
no llegaré jamás
en el centro de todo
esta el poema intacto
sol ineludible
noche sin volver la cabeza
merodeo su luz
su sombra animal
de palabras
husmeo su esplendor
su huella
sus restos
todo para decir
que alguna vez
estuve atenta
desarmada

sola casi
en la muerte
casi en el fuego


Aquella torturada nube parecía tan firme...

V

Aquella torturada nube parecía tan firme,
ambulando,
desgarrando,
chocando con masas de ángeles.

Cóncava,
valva de nieve y soledad,
de trajín y música constante,
de arena, de resplandor
y fuga,
desierto etíope
en un tutti de gemidos
y sorpresa.

Tan exacta
sobre el laberinto de la pupila,
color perdido
de vieja misiva,
terrible silencio
de quien ha sacudido el aire
y conoce el vado de los sollozos.
Continuaba,
migradora,
llave del torbellino
como una gota pura
preñada de su propia existencia.


A rose is a rose

inmóvil devora luz
se abre obscenamente roja
es la detestable perfección
de lo efímero
infesta la poesía
con su arcaico perfume





Claribel Díaz
Retorno de la ausencia

La ausencia se repite en el reloj
Siempre
con esa inusitada pausa de lo eterno
inacabablemente
su imagen se hace eco en el espejo

Al final de la tarde
su aliento se hace frágil y entristece
el viento se va al mar y muere
y yo descubro que el palpitar de la noche
es la lluvia
y que la soledad es un recuerdo
que te nombra

Después del olvido el final empieza
y soy la nada
esa nada que se inventa al morir
y al tocar el rostro del silencio.

Desabitándome

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
Cesare Pavese

Me acecha la muerte en tu mirada
ahora en el instante del absurdo
ahora que mi boca dibuja tu silueta
y te desnuda
es bruma mi ser
trémula en tu vértice hueco
soy imagen despoblada
piel habitada por un cuerpo
que se escurre
verdad que se escinde en la ausencia
y en la levedad de un rostro que tiembla

Vuelo y no alcanzo el espacio de tu risa
ni la plenitud que mi cuerpo atrapa
quédate en lo vivido a explorar mis días
si la suerte olvida nuestro eco
átate a mi espalda
y bordéame despacio
aspírame
como quien absorbe el recuerdo en una huella

Nadie nos aguarda ahí afuera
nadie
ni los sueños
ni el poema
quizá sombras
y la desvelada prisa
de la espera.

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