jueves, 4 de junio de 2009

El té de jagua


Aprender a escribir se aprende escribiendo

Lo que escuché de los labios de mi amigo una tarde





Hace tiempo, conocí un aigo escritor, visitaba su casita en un barrio prestigioso de la ciudad para buscar, quizá, un aliemnto, algo que me sirviera a ser mejor ser humano y por ende, a aprender a escribir un poquito desarticulado. En aquellas sesiones terapéuticas me topé con varias especies de artistas, tales como pintores, talladores, actores, escultores, fotógrafos, escritores, taquígrafos, críticos de arte, ensayistas, entre otros tantos buscadores de la providencia o la iluminación de los consejos de mi amigo. Con los que llegué a más compartir fue con un grupo que se hacían llamar el de las Babas.
Y en una de esas sesiones, mi amigo me brindo té de jagua, muy medicinal por cierto, los de las Babas estaban ahí ese primer día.
Mi amigo con aire de gurú y extraterrestre nos dijo que el té de jagua curaba la envidia, que era para aquellos que sentían envidia por lo que uno tiene y el otro no. Saben, al principio no me creí el cuento, pero a medida que iba a consultarlo, le pedía el té de jagua, sentía que me curaba de ciertas envidias gusanos que anidaban en mi espíritu.
Sí, es verdad, el té de jagua cura la envidia. Porque yo me curé de esa alimaña inferna de la sociedad tecnócrata y minimalista, de esta sociedad Burger-king capitel.
Se lo recomiendo a aquellos que necesiten de urgencia curarse de ciertas envidias que nos hacen peores o más ego bestias humanas.

Aquí la receta (un poco perfeccionada por mí):

1- Adquieran una o dos jaguas maduras (depende para la cantidad de personas)
2- Lavar y cortar en seis las jaguas (como prefiera los usuarios: en rodajas o a lo largo
3- Limoncillo, canela, un limón, manzanilla (esto es al gusto)
4- Un litro de agua
5- Preparación: ponga el agua en una olla, colóquela en hornilla, anafe o en un fogón. Eche la jagua cuando esté hirviendo el agua, los condimentos al gusto y deje hervir por 30 minutos
6- Sírvase en tazas o jarros, con o sin azúcar
7- Y lo más importante, no deje de orar, de recurrir, o mencionar en silencio todas las envidias que le hace ser hipócrita y cínico

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